Dirigida a familias con niños de entre 0 y 7 años

Alba Ortega, podóloga de Monesterio: “Debemos prestar más atención al calzado de nuestros hijos”

La Escuela Infantil Municipal organizó una charla sobre ‘el pie en la infancia’

La patología más habitual entre los más pequeños es el pie valgo

 

Alba Ortega, podóloga, invitada por la Guardería Infantil para impartir la charla

Alba Ortega, podóloga, invitada por la Guardería Infantil para impartir la charla / RAFA MOLINA

 La Escuela Infantil Municipal de Monesterio ha organizado una interesante charla, dirigida a madres y padres con menores de hasta 7 años, en la que se abordaron las principales conductas a tener en cuenta a la hora de calzar a niños y niñas, en la infancia, así como en la detección de patologías propias de esas edades y posibles soluciones.

 La podóloga, Alba Ortega Jiménez, de centro sanitario ‘Corporesalud’, fue la encargada de dirigir esta actividad, que se celebró en la sala de conferencias de la casa de la cultura, la tarde de este jueves, 2 de mayo.

 Según explica la profesional, las patologías más habituales en los pies de los niños suelen ser los pies valgos, un tipo de deformidad, “fácilmente reconocible, (talón hacia afuera y las puntas de los pies hacia adentro), ya que el pie se desvía de su eje natural”. Puede provocar caídas y malformaciones en otras articulaciones. Los padres, “deben prestar atención a este tipo de malformaciones y no pensar que se corrigen a medida que vayan creciendo”, explica la Ortega. Y es que, si no se tratan a tiempo, esta afección podría llegar a provocar “problemas de rodillas, cadera y espalda”.

 “Es de vital importancia detectar este tipo de patología en la infancia, ya que, si se diagnostica de un modo precoz, podrá solucionarse por completo y evitar mayores problemas en edad adulta”, afirma Alba Ortega. El principal tratamiento se basa en la corrección mediante “ortesis plantales”.

El mejor calzado

 En este contexto “se hace vital el uso de un calzado adecuado a la edad de nuestros hijos”. Según su edad, existen zapatos específicos para bebés y niños de hasta 2 años, de entre 2 y 5 años y a partir de los 5 años. Así, para los más pequeños “es fundamental el uso de un calzado que no le impida el desarrollo normal del pie”. Es decir, “adecuar el zapato al pie y no el pie al zapato”. Entre 2 y 5 años, el calzado debe ser “flexible y que no resbale, para que el menor comience a caminar con seguridad y permita que los pies se muevan de forma natural”. 

 Es “esencial” que el zapato de los menores en estas edades, “se cierre con velcro para que se adapte al pie y sobre 1 centímetro en la parte anterior o posterior. “Si sobra más de 1 centímetro el zapato se caerá y si es más pequeño, podría incluso provocar malformaciones en los dedos”.

 “Un zapato bueno, vale dinero”. Esta circunstancia provoca que en no pocas ocasiones usemos para nuestros hijos zapatos heredados de hermanos o primos mayores. Una práctica, totalmente desaconsejada “si no queremos producir malformaciones en los pies de nuestros hijos”, sostiene la podóloga quién recomienda, “prestar mayor atención al calzado que usan nuestros niños, pues no todo vale”, ya que, los pies deben cumplir su fase de desarrollo, crucial, para la calidad de vida del niño y del adulto.