Entrevista

José Rodríguez Carballo: "Quiero ser el arzobispo de Mérida-Badajoz del pueblo, estar cerca de la gente"

"Pido a los políticos extremeños que se comprometan seriamente con Extremadura"

"La política no es para hacer carrera, sino para servir a la gente"

"Creo sinceramente que la Ley de Amnistía es peligrosa"

"La inmigración es un problema humanitario"

"La sociedad y la Iglesia no hemos sabido aprovechar el potencial de la mujer"

EN VÍDEO | Conoce a don José Rodríguez Carballo, nuevo arzobispo de Mérida Badajoz

S. GARCIA

Ascensión Martínez Romasanta

Ascensión Martínez Romasanta

La archidiócesis de Mérida-Badajoz tiene nuevo arzobispo. El franciscano José Rodríguez Carballo (Lodoselo, Orense, 1953) inició ayer sábado su servicio pastoral. Su toma de posesión tuvo lugar el pasado mes de noviembre y ha seguido estos meses como arzobispo coadjutor, hasta que en junio el Papa aceptó la renuncia que su antecesor, Celso Morga, presentó en enero del año pasado, cuando se jubiló, al cumplir 75 años.

-¿Cómo ha vivido estos meses siendo arzobispo coadjutor?

-Para mí han sido unos meses muy interesantes y muy activos. Interesantes porque he podido empezar a conocer la realidad de esta iglesia particular de Mérida-Badajoz. Confieso que yo llegué aquí sin conocerla. Por ese motivo, fui yo quien pidió al Papa un periodo como coadjutor, de tal modo que en diálogo fraterno con don Celso, mi predecesor, pudiera ir conociendo la realidad. Estoy muy contento aquí. Había oído hablar del pueblo extremeño como un pueblo muy acogedor. Ahora lo digo a partir de mi experiencia. Me siento muy acogido por los sacerdotes y por la gente, en la medida que voy conociéndola. He visitado muchas parroquias en este tiempo. Más de 40. Y comunidades religiosas, colegios, y me siento muy acogido.

-¿Y cómo ha recibido la aceptación de la renuncia?

-Era de esperar. Yo sabía que como arzobispo coadjutor tenía un tiempo limitado y que muy pronto empezaría a ser el arzobispo titular. Por otra parte, quisiera subrayar que la transición ha sido y está siendo muy buena. Don Celso me ha acogido como verdadero hermano y yo con él me he sentido delante de un maestro y de un amigo. Ha hecho que estos meses se pasasen volando y que me sintiera realmente muy bien.

"Hay gente que a los 75 años está cascada, pero otros están para dar mucho"

-¿No se ha prolongado demasiado el relevo?

-Ahora se suele prolongar un poco más el tiempo, porque hay muchos obispos que piden que se revise eso de tener que presentar la renuncia a los 75 años. Esto nació a raíz del Concilio. Hoy en día la edad media es más elevada. Hay gente que a los 75 años está cascada, pero otros están para dar mucho. Gracias a Dios don Celso goza de buena salud y yo creo que el Papa lo tuvo en cuenta.

-¿Usted hubiera preferido no tener que esperar tantos meses?

-No. Le voy a ser sincero: Tengo una relación muy estrecha con el Papa y en la última entrevista con el Santo Padre, le pregunté y quedáramos en que el relevo podría ser a mediados de julio. Así me lo esperaba.

-¿Desde cuándo lo sabía' ¿Cuándo fue esa entrevista con el Papa?

-Estoy hablando del mes de abril.

-¿Ha cambiado su día a día en las últimas dos semanas, desde que es arzobispo titular?

-Bastante. Ya se ven los toros desde la plaza y no desde la barrera. Uno se siente más en casa, primero, y segundo, los problemas los siente más de cerca. Hay que tomar decisiones, sobre todo en este período: nombramientos, cambios de sacerdotes, estamos revisando algunas instituciones diocesanas, como las delegaciones. Un trabajo que prácticamente quedó hecho en el último Consejo Episcopal y que se hará público en septiembre.

-¿Puede comentar alguna de esas decisiones?

-Por primera vez desde hace muchos años la diócesis contará con un vicario de Evangelización. Es una novedad importante, porque creo que es un campo que hay que dinamizar. Ya lo hemos nombrado aunque aún no se ha hecho público.

-¿Quién es?

-Los nombramientos se harán públicos. Ha aceptado.

-¿Cuál será su función?

-Coordinar todas las actividades pastorales de la diócesis: la evangelización, la liturgia, el servicio o la caridad. Antes lo hacía el vicario general, pero creo que tiene otras responsabilidades que le da el Derecho Canónico y es mejor separar. Además, el nuevo vicario será el vicario episcopal para la ciudad de Badajoz. Aquí hay tres arciprestazgos.

-¿Habrá más cambios?

-Sí. Los ha habido. Como el delegado de Enseñanza, va a ser un sacerdote. Antes era un laico. Lo hacemos escuchando a plataformas que lo pedían. Es el actual párroco de San José en Almendralejo, Francisco González Lozano. Cambió el delegado de Migrantes, que es José Moreno. Y algunos más. Habrá bastantes cambios.

"En un pueblo donde hubo quejas por cambiar al párroco, no saben que fue el párroco el que insistió mucho en el cambio"

-También los ha habido en los pueblos y los vecinos se han quejado.

-Esto es normal y a mí me encanta que se quejen, porque quiere decir que estaban contentos con los sacerdotes que tenían. Pero el pueblo no lo sabe todo. Por ejemplo, un caso donde hubo quejas porque querían mucho al párroco, no saben que fue el párroco el que insistió mucho en el cambio.

-¿Dónde?

-En un pueblo (sonríe, no quiere decir cuál). Nosotros tenemos que escuchar a todas las partes.

-¿Cómo se presenta el próximo curso?

-El próximo curso tendremos cinco asambleas diocesanas. Una con los jóvenes, quiero escucharlos. Otra con los laicos en general, adultos. Otra con los sacerdotes y otra los consagrados. Por separado, para que haya libertad de expresión y ningún grupo condicione a otro. Después una quinta asamblea que sería de todos juntos. Todo esto para escuchar qué le piden a la Iglesia, qué le piden al nuevo arzobispo y, si es posible, elaborar juntos el próximo proyecto pastoral de la diócesis.

"En Extremadura todavía tenemos humus donde se puede cultivar la vocación sacerdotal"

-Un problema que va a tener que enfrentar, que no es nuevo ni es de aquí, es la crisis de vocaciones.

-Tomé posesión de la diócesis el 25 de noviembre y dije que tendría dos prioridades: la familia y las vocaciones. La familia porque creo que la verdadera crisis de nuestra sociedad es la familia y tenemos que salvarla, porque es la célula vital de la sociedad. Después, las vocaciones. Hablé y seguiré hablando de la cultura vocacional, que tenemos que crear en la archidiócesis. Es la visión de la vida como vocación. Usted como periodista, otros como médicos, unos como seglares, otros como religiosos. Lo importante es descubrir la propia vocación a la que se ha sido llamado. Porque una cosa es hacer las cosas por deber y otra, por vocación. Crear en la diócesis una cultura donde todos puedan descubrir su propia vocación. Por supuesto para mí una gran preocupación es la vocación al sacerdocio. Es verdad que nuestra diócesis, por lo que fuera -desconozco las causas- sufrió en los últimos años un fuerte descenso de seminaristas y, por tanto, de vocaciones y, por tanto, de sacerdotes. También es verdad que estamos dentro de la situación general de la Iglesia en España, por desgracia. Las vocaciones han disminuido considerablemente. Con todo, estoy contento y doy gracias a Dios porque este año entran tres jóvenes al Seminario mayor y tres por lo menos al menor. Con lo cual seguimos manteniendo la llama. También entran algunos en el Seminario familiar, que siguen viviendo con sus familias, pero tienen momentos de formación y convivencia dentro del Seminario. Lo que pediría a todos los sacerdotes es que en todas las parroquias haya un grupo de oración por las vocaciones. Estoy seguro de que en Extremadura todavía tenemos humus donde se puede cultivar la vocación sacerdotal. Es un pueblo, somos un pueblo muy religioso. Lo estoy comprobando.

José Rodríguez Carballo, en un momento de la entrevista.

José Rodríguez Carballo, en un momento de la entrevista. / S. GARCÍAb

-En cuanto al papel de la mujer en la Iglesia, ¿no cree que desaprovecha su potencial?

-Efectivamente, creo que la sociedad y la Iglesia no hemos sabido aprovechar el potencial de la mujer. Esto está claro. Estamos dando pasos. Para unos pueden parecer insignificantes, pero yo que vivo dentro, se están dando pasos de gigante. No quiere decir que el hombre y la mujer tengan que hacer lo mismo. La igualdad no pasa por la uniformidad. El Señor nos ha hecho distintos. Las diferencias son enriquecedoras y la mujer tiene que aportar todos sus dones, que son muchos. Quisiera subrayar esto, porque yo tengo una visión muy positiva de la mujer. Cuando hablo de la mujer pienso en las mujeres de mi familia: mi madre, de la que aprendí muchísimo; mi hermana, en tantas otras, en las religiosas que están en las verdaderas fronteras de la humanidad aportándolo todo. Esto no quiere decir que tengamos que hacer lo mismo. Vamos a ver hasta dónde se puede llegar.

-¿Hasta dónde?

-La Iglesia tiene el Evangelio como norma suprema. Tenemos que responder al Evangelio, no a la moda. Hay que distinguir entre actualidad y moda. Aprendí un dicho popular en Corea y después lo oí en Vietnam: Cásate con la moda y pronto quedarás viudo. La moda es y deja de ser inmediatamente. Compro un ordenador y antes de pagarlo ha salido otro más actual. La moda no es el criterio de vida. Debe ser la actualidad, responder a los desafíos que nos lanza el mundo actual. Uno de los desafíos es reconocer la dignidad de la mujer.

-No entiendo qué está definiendo como moda.

-Yo estaría en contra de cualquier ideología, también del hombre, que muchas veces abusa del poder por pura ideología. Parto de un concepto evangélico de la vida. Jesús no es una idea. Para un cristiano no debería serlo. Jesús es una persona. Si Jesús fuese una idea, el Evangelio sería ideología pasajera, como toda ideología. El Evangelio es una norma de vida. Por eso Jesús dice: cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. A esto tenemos que estar atentos. Por supuesto, luchar por la igualdad, que todos tengamos los mismos derechos y las mismas posibilidades. Este es el problema. Estamos dando muchos pasos, en los derechos, pero no en las posibilidades. Es el drama de nuestra sociedad. Porque sigue habiendo ciudadanos de primera, de segunda y de quinta clase. Hay que luchar por la igualdad de derechos y de posibilidades. Pero sin ideología. Tengo que defender la igualdad dentro del respeto y del diálogo.

-¿Cómo aborda la merma de derechos y posibilidades por la condición sexual?

-Se refiere ciertamente a los homosexuales. Voy a decir lo que dice el Papa, porque estoy convencidísimo. Viniendo de Brasil dijo una frase que impactó mucho: quién soy yo para juzgar a una persona homosexual. Dejemos de lado los juicios y los prejuicios. Respetemos a esas personas con esa tendencia, sin ponerles una matrícula. La Iglesia defiende el respeto y la dignidad de estas personas, que son tan dignas como cualquier otra con diferente orientación sexual.

-En Extremadura tuvimos el caso de un sacerdote que bendijo la unión entre dos homosexuales y fue muy criticado por la Iglesia.

-Para la bendición debemos atenernos a las normas de la Iglesia. Esto lo explicó muy bien el Papa: la Iglesia no bendice a la pareja, porque podría llevar a pensar que es lo mismo que la unión matrimonial. Para nosotros el matrimonio sigue siendo entre un hombre y una mujer. Por tanto, o no se bendice a la pareja, sino individualmente a estas personas, sin rito litúrgico. Los sacerdotes damos la bendición al final de la misa sin preguntar la orientación de cada uno. Bendecimos a las personas.

"Por gusto, querría que me llamasen fray José"

-Es el primer arzobispo franciscano. ¿Se percibirá en su labor?

-Aunque pueda parecer secundario, para mí es importante. Me preguntan mucho cómo quiero que me llamen: don José o de otro modo. Yo digo, por gusto, fray José. En mis primeras palabras a la diócesis terminé con esta frase y la pensé muy bien: Vuestro pastor, que quiere ser también vuestro amigo, fray José. Yo no puedo olvidar que soy franciscano. El Papa Francisco, en una carta que tuvo la deferencia de dirigirme para mi ordenación, cuando hace once años me nombró arzobispo secretario del dicasterio de vida consagrada en Roma, entre otras cositas bonitas, decía: "recuerda José que serás buen arzobispo en la medida en que sé que estás siendo buen franciscano". Yo no puedo renunciar a ser franciscano. Quiero vivir y morir como franciscano.

-¿Eso qué implica?

-Implica la sencillez del trato, la cercanía. El Papa Juan Pablo II definió en una ocasión a los franciscanos como los frailes del pueblo. Yo quiero ser en este momento el arzobispo de Mérida-Badajoz del pueblo. Favorecer el encuentro con los sacerdotes, en primer lugar, son mis más estrechos colaboradores, pero con todo el pueblo santo de Dios, incluso con los que no creen. En las parroquias, al final, cuando doy la bendición digo siempre una frase, de corazón: vamos a invocar la bendición del Señor sobre los aquí presentes, sobre los ausentes que hubieran deseado venir, pero no han podido y sobre los que pudiendo venir, no han querido. Que a nadie le falte la bendición del Señor. Es mi talante. Quiero estar cerca de la gente. Creo que es un rasgo propio de la espiritualidad franciscana.

-Cambiamos de tercio. Por cierto, ¿es taurino?

-Nunca vi una corrida de toros en directo. Cuando era joven, en la televisión. Pero nunca fui a los toros.


"Pido a los políticos extremeños que se comprometan seriamente con Extremadura"

-¿Qué piensa de la clase política?

-Hay que distinguir. Como en todas las profesiones, hay gente muy buena y competente, de distinto signo político. Sí creo que en estos momentos estamos viviendo un clima de crispación que no ayuda nada a nadie. Sobre todo a las futuras generaciones. Invitaría a los políticos a que se preguntaran qué les estamos transmitiendo, en qué clima los estamos educando. Después nos lamentamos de la violencia de muchos jóvenes y puede que nosotros tengamos una violencia verbal que no deja de ser violencia. Los casos de corrupción. No podemos olvidar lo que es la política, que es estar al servicio del pueblo, de la polis, de la ciudad. La política no es para hacer carrera yo, sino para servir al pueblo. Yo pediría a los políticos que si no están dispuestos a servir al pueblo, que por favor dejen la política, que se dediquen a los negocios.

-¿Y a los políticos de Extremadura?

-Les pediría que miremos por nuestra región. Porque cuando uno viene de fuera -yo llevaba 36 años fuera de España- se da cuenta de que hay situaciones que claman al cielo.

-Por ejemplo.

-Las comunicaciones. Si hoy una región no está bien comunicada, permanecerá marginada. Yo vengo de una región de España que geográficamente es mucho más compleja, delicada y difícil que Extremadura. En Galicia hay muchas montañas, túneles y puentes. Pero estamos comunicados. Desde Orense a Madrid tardo dos horas y diez minutos en Ave. Desde Badajoz a Madrid ¿cuántas horas? Galicia tiene tres aeropuertos y buenos. En Badajoz tenemos el que tenemos, y menos mal. Por eso yo pediría a los políticos extremeños que se comprometan seriamente con Extremadura y en esto tendrán todo el apoyo de la Iglesia, y mío personal.

-¿Qué piensa de la Ley de Amnistía?

-Creo sinceramente que la Ley de Amnistía es peligrosa. Porque si todo se olvida y se llega a decir prácticamente que no existió, después con qué autoridad puedo dictar prisión a uno que roba en un supermercado para comer. No podemos cerrar los ojos ante ciertas situaciones. Tenemos que defender la separación de poderes. Ahí está la clave. Que la justicia haga su trabajo. No digo que no lo haga. No entro a juzgar el trabajo de los jueces. Pero hay situaciones que claman al cielo, de corrupción, que será siempre corrupción, venga de donde venga y afecte a quien afecte.

-¿Y de los últimos posicionamientos con la inmigración?

-Aquí nos encontramos ante un problema humanitario muy serio. Primero habría que propiciar el desarrollo de los países de donde provienen esas masas de migrantes. Porque sin desarrollo no se va a resolver el problema de quienes exponen su vida pensando que pueden tener más libertad y mejores condiciones. Es responsabilidad de los países ricos. Que miren a los países pobres no solo para explotarlos. Segundo, todos tenemos que arrimar el hombro. Por intereses partidistas no podemos dejar en la calle a menores y no menores. Hay que buscar una solución a su dignidad como personas. Son tan dignos los que llegan en pateras como los que estamos cómodamente instalados en nuestras casas. Tendremos que preguntarnos por qué ocurre. Es una responsabilidad de los políticos crear condiciones dignas. Sinceramente, creo que la Iglesia ha dado pasos de gigante, en la acogida sobre todo de menores. Pediría solidaridad a todos los españoles con Canarias. No podemos olvidar que Canarias es España y tenemos que ayudar a esa región a una acogida digna. Eso pasa por acoger en las demás regiones a esas personas que lo dejan todo buscando condiciones más dignas. No es justo identificar la delincuencia -que hay que condenar abiertamente- con estas personas, porque eso por desgracia también lo hacemos los nacionales. Creo que España, sobre todo algunas regiones, tendríamos que aprender de nuestra historia.

-Habla un gallego desde Extremadura.

-Pues sí. Vengo de una región de emigrantes. Hacia América. Mi abuelo estuvo en Cuba. Hacia Europa. Mi madre, mi padre y muchos miembros de mi familia estuvieron en Alemania, en Francia y en Suiza. No repitamos situaciones indignas que tuvieron que vivir nuestros emigrantes. Al mismo tiempo, si ellos fueron acogidos en muchos momentos, tenemos la obligación moral de acoger también a los que ahora llegan a nuestras tierras. Abramos el corazón, seamos humanos. Por supuesto los cristianos tenemos una responsabilidad añadida.

-Repudiamos a los inmigrantes pobres. No a los que juegan bien al fútbol.

-Esto demuestra que estamos haciendo acepción de personas, según la cuenta bancaria. Esto no puede ser. Todos tenemos la misma dignidad.

-¿Verá esta noche el partido?

-Por supuesto. Hay que animar.

-¿Es aficionado al fútbol? ¿Tiene equipo?

-Claro que lo tengo. Soy del Badajoz.