TRIBUNALES

Las víctimas sobre el acusado de secuestrarlos en Badajoz: "Se parece, pero no es él"

Los dos jóvenes aseguran en el juicio que el procesado no es quien los retuvo durante horas en un coche y los amenazó con un arma fingiendo ser policía

El fiscal mantiene la petición de 8 años de cárcel por dos delitos de detención ilegal y la defensa solicita su absolución por falta de pruebas

El acusado, en el banquillo, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz, este miércoles.

El acusado, en el banquillo, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz, este miércoles. / S. GARCÍA

Belén Castaño Chaparro

Belén Castaño Chaparro

"Se parece, pero no es él". Es lo que han declarado ante el tribunal los dos jóvenes sobre el acusado de haberlos retenido durante varias horas y haberlos amenazado con un arma fingiendo ser policía. Los hechos ocurrieron en septiembre de 2019 en Las 500, cuando una de las víctimas era menor de edad, y este miércoles, casi cinco años después, se ha celebrado el juicio en la Audiencia Provincial de Badajoz, donde ha quedado visto para sentencia.

La fiscalía pide para el procesado 8 años de cárcel por dos delitos de detención ilegal, mientras que su defensa, en manos de Fernando Cumbres, solicita su absolución por falta de pruebas.

Antes del inicio de la vista, el acusado ha coincidido en el vestíbulo de la Audiencia con una de las víctimas y no lo ha reconocido. Solo cuando ha escuchado su nombre se ha dado cuenta de que era el investigado y de que no se trataba de la persona que lo secuestró. Así lo ha explicado en su declaración, en la que ha negado que el primero le hubiera pedido que cambiara su testimonio para no perjudicarlo.

También la segunda víctima ha asegurado que el procesado no era una de las personas que los retuvo. "No es él seguro, era más alto y más gordo... aunque también era calvo", ha afirmado cuando el presidente magistrado, José Antonio Polo, le ha preguntado y pedido que mirase al varón que estaba sentado en el banquillo. "¿Su amigo le ha dicho que no reconozca al acusado?", le ha insistido el fiscal. "No", ha contestado.

Sin rueda de reconocimiento

Los dos jóvenes reconocieron al presunto autor a través de una fotografía que les mostraron en comisaría, pero no hubo rueda de reconocimiento.

En los hechos participaron tres personas, pero solo se detuvo al acusado, que niega cualquier relación con los mismos. Fue detenido una hora después de que los dos jóvenes alertaran a la Policía Nacional de que, sobre las cuatro de la mañana, cuando ambos estaban en Las 500, un vehículo de color blanco se detuvo de manera brusca y tres varones se bajaron armados con una pistola, un puño americano y una porra extensible y los obligaron a introducirse en el coche diciéndoles que eran policías.

Una vez en el interior del vehículo, los esposaron y los llevaron a un descampado cercano a la barriada de Suerte de Saavedra, donde los obligaron a apearse y ponerse de rodillas y les pidieron que le entregaran lo que llevaban encima. Solo tenía los móviles y las llaves de casa. Según su testimonio, al enterarse de qué familia procedían, los llevaron hasta la casa de uno de ellos en Las 500 y uno de los hombres los acompañó, pistola en mano, hasta la misma puerta del domicilio y les dijo que no contaran nada. Los otros dos lo esperaron abajo en el coche, en el que abandonaron la zona. Antes, las víctimas tuvieron tiempo de memorizar la matrícula del vehículo.

Fue este dato el que llevó a los agentes hasta la calle Olof Palme de Suerte de Saavedra, donde el coche estaba estacionado y con la puerta del conductor abierta. Según han relatado hoy en el juicio, el investigado estaba apoyado en la puerta y les dijo que acababa de llegar de dar una vuelta. El turismo está a nombre de un tercero. Al registrarlo, en el maletero, en el hueco de la rueda de repuesto, hallaron la pistola de balines, la porra extensible y unos prismáticos.

Un coche que utiliza "cualquiera"

El acusado ha declarado que se encontraba junto al coche porque estaba en la puerta de su hermana, un piso bajo, y que estaba hablando con ella a través de la ventana. Asimismo, ha contado que ese vehículo es de un vecino del barrio, que siempre tiene las llaves puestas y que lo "utiliza cualquiera". Él ha negado haberlo hecho ni tener relación con las armas halladas en el maletero.

También ha asegurado que no se ha puesto de acuerdo con las víctimas para que estas dijeran que no era el autor de los hechos.

La fiscalía ha elevado sus conclusiones a definitivas, pero no ha hecho informe final. El abogado de la defensa, en el suyo, ha subrayado que no hay prueba de cargo suficiente contra su cliente. "La declaración de las víctimas ha sido clara e inequívoca, manifestando que no tiene nada que ver con los hechos".

Asimismo, ha defendido que el reconocimiento fotográfico es una mera "actuación policial que no tiene validez probatoria". "No existe prueba, se debió hacer un reconocimiento presencial, no se sacaron huellas del arma y no hay testigos", ha enumerado Cumbres, que ha insistido en que nada de lo expuesto en la vista constituye prueba de cargo para romper la presunción de inocencia de su representado.