Una medida sencilla para que todos disfruten de la fiesta

El ferial de Badajoz se silencia por los niños con TEA

Las personas con autismo son sensibles en ambientes con bullicio y ruido, esto provoca una alteración en su conducta que les impide disfrutar de experiencias como la feria  

Desde 2019 las atracciones apagan un día sus altavoces para que este colectivo de niños y jóvenes pueda participar de la diversión. Este año, ayer y hoy han sido los días elegidos

Jonás Herrera

Jonás Herrera

El recinto ferial de Caya se silenció durante dos horas en la tarde de este martes. Esta era la quinta ocasión en la que los feriantes se unían a esta iniciativa que pretende hacer más accesible este espacio de ocio para los pacenses que tienen Trastorno del Espectro Autista (TEA). 

Desde las 19.30 hasta las 21.30 horas los niños y jóvenes con TEA disfrutaron de la Feria de San Juan de manera adaptada a su realidad. A la mayoría de las personas que tienen este trastorno los ruidos estridentes les genera una alteración de su conducta y pueden llegar a sufrir una crisis. Por este motivo, el Ayuntamiento de Badajoz y en colaboración con los feriantes desde 2019 dedican un tiempo concreto para que todos aquellos que tengan autismo puedan acudir a la Feria de San Juan evitando estos contratiempos.

Martín Carbajo fue uno de esos niños que pasó la tarde de ayer en el ferial sin ruidos y músicas estridentes. A este pequeño pacense se le despertaba una sonrisa amplia en el momento en que arrancaba el escalectrix en el que se montó por primera vez. Tiene cinco años y cuando cumplió uno y medio le diagnosticaron su trastorno. Le acompañaban sus padres, Manuel Carbajo y Jésica Ponce, que se mostraban satisfechos al tener esta opción para su hijo: «Es una medida muy pequeña pero muy importante, este paso puede extrapolarse a otros ámbitos como pueden ser los supermercados», decía Carbajo.

Hipersensibilidad

Por su parte, Ponce aseguraba que a su hijo «no le afectan en exceso los ruido en su día a día, no tiene hipersensibilidad pero esta acción es necesaria». Independientemente de que Martín no sufra hipersensibilidad al ruido, la feria es un entorno que puede generar incidentes y alterar la conducta de estos niños. Desde que este pequeño tenía dos años lo llevan para que disfrute de las atracciones y «se vaya adaptando poco a poco a la feria», confesaba el padre. 

Él y Jésica intentan ir aumentando la exposición al ruido y «experimentando más resistencia» ante él. Pese a esta postura reconocía: «Hay veces que duramos 10 minutos en la feria y otras que son 30, nos tenemos que adaptar a él»

En la tarde de ayer otros muchos niños con autismo también disfrutaron en el recinto de Caya, Iván Pache fue otro de ellos. Su madre Macarena Rodríguez aseguraba que esta acción «sencilla es muy buena para que los niños con autismo se diviertan».

Iván Pache junto a su familia tras montarse en la primera atracción este martes.

Iván Pache junto a su familia tras montarse en la primera atracción este martes. / Santi García

Pache se bajaba de la primera atracción en la que se montó excitado por las emociones que había vivido y tirando hacia adelante de su familia para llegar a su lugar preferido, la noria.

Aunque silenciar la megafonía de todas y cada una de las atracciones de la feria es un compromiso global, estos padres reconocen que «no todos los feriantes lo cumplen», denunciaban.

En la tarde-noche de este martes la gran mayoría de los feriantes tomaron conciencia de esta iniciativa y no encendieron sus altavoces, salvo alguna excepción que no contribuyó con esta causa. 

Ángel Costa y Francisco Javier Camuñez son dos feriantes que tienen dos mini pistas de coches y coincidían en apagar la música «favorecer a este colectivo concreto con algo muy insignificante», expresaba Costa. 

Francisco Javier Camuñez, a la izquierda, y Ángel Costa, a la derecha, en la atracción de este último.

Francisco Javier Camuñez, a la izquierda, y Ángel Costa, a la derecha, en la atracción de este último. / Santi García

El ruido de la feria no es el único desencadentante de una posible crisis para pequeños como Martín, «los cambios de rutina, de horarios y las esperas en cola son otros», detallaba Manuel. 

Este pequeño pacense es un niño «que pasa del 0 al 100% de irritabilidad, que no busca la socialización, es bastante inquieto y muy nervioso», define su padre. Pero sobre todo, «es un niño cariñoso».

Esta medida de hacer más accesible este recinto surgió por una petición de la asociación de padres de personas con autismo de Badajoz, Apnaba. Rafael Hernández, vicepresidente de Apnaba y presidente de la Federación de autismo de Extremadura, afirmaba que es «un hecho importantísimo porque facilita que los chicos con autismo puedan ir tranquilamente sin el exceso de ruido que les puede provocar alteraciones conductuales». 

Hernández agradecía esta iniciativa al ayuntamiento, aunque reflexionaba sobre la necesidad de cambiarlo de hora: «De 19.30 a 21.30 hace mucho calor, queremos que el año que viene se retrase, al menos, una hora», pedía. A esta petición se sumaba Macarena Rodríguez, que iba más allá y solicitaba que se ampliara el tramo sin música para que «aquellos que prefieran ir sin mucha afluencia de gente puedan hacerlo también a primera hora».

Para el vicepresidente de Apnaba es una cuestión simple: «Se trata de que ellos puedan acudir a cualquier acto que organice la sociedad sin sentirse ajenos».

Otras reivindicaciones

El hecho de poder ser uno más de la sociedad es primordial para los padres y para aquellos que representan a las personas con este trastorno. Manuel y Jésica inciden en uno de esos momentos del desarrollo de la programación en honor a San Juan en la ciudad, en concreto, en la noche del 23 al 24 de junio cuando se lanzan los fuegos artificiales: «Llevamos un par de años sin intentar acudir a los cohetes, por el ruido y por los horarios», cuenta este padre y su mujer concreta: «La primera vez que lo llevamos nos fuimos a los cinco minutos porque los estruendos le asustaban». Según esta pareja, «hay ayuntamientos que han suprimido la pirotecnia por un espectáculo de drones»

Este pacense no rechaza la presencia de cohetes en la noche de San Juan y plantea una solución: «Hacer el vuelo de drones a las 22.00 horas y a las 23.30 lanzar los fuegos artificiales, se trata de convivencia», puntualizaba. 

La tarde-noche de este miércoles la feria vuelve a apagar su música para encender la diversión de muchos niños con TEA. Además coincide con que hoy se celebra el Día del Niño en el recinto de Caya.