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¿Aun sin vacaciones? Cuatro destinos desde Badajoz para descubrir en un solo día

Si solo tienes una jornada libre, coge el coche y no pierdas detalle de estas recomendaciones

El 'selfie' de rigor mientras se hace turismo.

El 'selfie' de rigor mientras se hace turismo. / CEDIDA

Irene Rangel

Irene Rangel

Rincones desconocidos, caminos poco explorados, secretos escondidos a plena luz del día. Todo está al alcance de la mano para los pacenses que saben dónde pasar su día libre.

Muchos son los que aún no disponen de vacaciones de verano y ven cómo el resto de su entorno está haciendo maletas. No importa. Al llegar el fin de semana, los planazos de un solo día se convierten en los reyes del disfrute estival. Hoy vamos a recomendar lugares que a día de hoy conservan historia y belleza de siglos atrás, perfectos para ser descubiertos por primera vez o revisitados en pareja, con amigos, familia o en soledad. Escapadas que dejarán muy buen sabor de boca y que solo están a 'un tirón' de Badajoz.

Olivenza, Alqueva y la Raya

Es el destino más cercano a la ciudad. En apenas unos minutos en coche se llega a la ciudad vecina, esa que conquista a todo el que la visita por sus calles adoquinadas que saben contar como ninguna otra la historia transfronteriza de su pasado. Es la singularidad hecha territorio. En esta escapada, la propuesta es pasar la mañana visitando la zona monumental de la ciudad: merece la pena ver la iglesia de la Magdalena, los 'pasos' de la Vía Sacra -pequeños altares que están en algunas fachadas de la ciudad- , el museo Papercraft o Puente Ajuda. Son muchos planes para una sola mañana, por lo que conviene madrugar.

Iglesia de la Magdalena.

Iglesia de la Magdalena. / Carlos Vidrigal - Google Maps

A pesar de que comer en Olivenza es fácil porque su oferta hostelera es amplia, para continuar el día recomendamos volver a coger el coche para llegar al embarcadero de Villareal, una pequeña aldea oliventina. Allí hay un coqueto restaurante en el que se puede comer a buen precio con unas impresionantes vistas de Alqueva y con la silueta de Juromenha, localidad portuguesa vecina, en el horizonte.

Pueto deportivo de Villareal de Olivenza.

Pueto deportivo de Villareal de Olivenza. / Lucie Mimies - Google Maps

Tras la comida, los planes no terminan. Desde el embarcadero de Villareal se puede navegar por el lago de Alqueva e, incluso, utilizar un transporte a modo de taxi para cruzar la frontera por el agua para visitar las ciudades portuguesas vecinas. Es importante informarse del horario de los mismos.

El día concluye con una vuelta a casa en barco, que te devuelve al embarcadero en territorio español con las pilas recargadas para una nueva semana de trabajo.

Alburquerque, Castillo de Azagala y La Codosera

El coche arranca ahora para desplazarse en un trayecto de 40 minutos.

En plena Sierra de Pedro se encuentra Alburquerque, un enclave que durante siglos fue disputado por España y Portugal debido a su ubicación estratégica. A día de hoy, la localidad tiene el honor de poseer una de las fortalezas medievales más impresionantes del país. Precisamente también fue su enclave lo que la bautizó: según cuentan los historiadores, la dehesa llena de alcornoques de su entorno hizo que los árabes la llamaran 'Abu-al Qrq', 'el país de los alcornoques'.

La villa de Alburquerque pivota en torno al Castillo de Luna, de visita obligada. Este se puede divisar desde muchos kilómetros antes de llegar a la localidad. Merece la pena deleitarse en la entrada al mismo, donde unas impresionantes puertas consiguen que el visitante haga un viaje en el tiempo. Desde dentro del mismo, además, es posible disfrutar de las mejores vistas de la población. El barrio gótico ha conseguido conservar su esencia medieval, tanto es así que allí se celebra cada año un festival que recrea esta época donde los turistas se sienten dentro de una auténtica película. El acceso se realiza por la Puerta de la Villa, frente a la iglesia de San Mateo.

Castillo de Alburquerque.

Castillo de Alburquerque. / Turismo

Antes de pasar por el mismo sería conveniente visitar la oficina de turismo para conocer horarios y más planes en la localidad.

Tras la visita a Alburquerque, la ruta continúa por los alrededores del mismo. En el propio término municipal está el Castillo de Azagala, con menos fama que su hermano mayor pero igualmente impresionante. Cerca de este segundo castillo se encuentra el alcornoque 'El abuelo', Árbol Singular de Extremadura, de unos 350 años. Hasta él se puede llegar andando en unos 7 kilómetros siguiendo las indicaciones del sendero PR-CC 99.

'El Abuelo', alcornoque centenario.

'El Abuelo', alcornoque centenario. / Manuel García - Google Maps

Si el calor aprieta durante la jornada, la recomendación es cambiar la ruta a pie por recorrer el camino en coche -se puede llegar montado hasta un kilómetro antes de 'El Abuelo'- y, tras verlo, continuar hacia las piscinas de La Codosera. Este rincón natural es la opción perfecta para terminar el día frescos y disfrutando de la naturaleza.

Garrovillas de Alconétar y Alcántara

Cambiamos de provincia y el trayecto se alarga. De Badajoz a Garrovillas de Alconétar hay 90 minutos que merecen la pena ser recorridos.

Esta localidad ubicada en la cuenca del Tajo es acogedora y respira calma en todas sus calles. Sus vecinos, hospitalarios, a buen seguro nos recibirán con una sonrisa y un saludo.

Árabes, cristianos y, previamente, romanos han querido vivir en sus muros. La ciudad gozó de gran popularidad durante una época en la que llegó a rondar los 7.000 habitantes. Fue en la época de Alfonso X cuando pasaría a ser Villa y a adoptar el nombre que hoy conocemos.

Aunque no es uno de los destinos turísticos más habituales, precisamente eso hace que se pueda recorrer sin masificaciones. La visita comienza en la plaza Mayor, que ha sido declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional gracias a su buen estado de conservación. Se construyó entre los siglos XV y XVI y hoy mantiene su esencia medieval gracias al empedrado del pavimento, los soportales con columnas de piedra -que, en ocasiones, parece balancearse- y las casas de dos plantas que dan a la plaza. Si la visita es en domingo, además, se podrá ver el enclave sin coches puesto que este es el único día en el que los vehículos no pueden aparcar dentro.

Corral de comedias de Garrovillas de Alconétar.

Corral de comedias de Garrovillas de Alconétar. / Antón - Google

En un paseo se pueden descubrir los barrios y el paisanaje de Garrovillas aunque la joya que merece una visita es, sin duda, su corral de comedias. Los encargados de Turismo de la localidad explican que fue construido en 1986, a semejanza del Corral de Comedias de Almagro, sobre las antiguas carnicerías y las casas de los aguaciles. Es de los pocos que se pueden visitar en España, si bien para hacerlo hay que llamar con antelación y conocer la disponibilidad.

A media hora de Garrovillas se encuentra otra joya arquitectónica que quita el aliento. El día continúa en la localidad cacereña de Alcántara, donde el asombro hará acto de presencia gracias a su puente romano. Este descomunal monumento ocupa un lugar destacado entre todas las obras de ingeniería realizadas por el Imperio Romano, cuyo objetivo no era otro que conectar Norba (la actual Cáceres) y Conimbriga (la localidad portuguesa de Condeixa-a-Velha).

Puente de Alcántara.

Puente de Alcántara. / Turismo

Este  Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento -declarado en 1924-  fue construido entre los años 104 y 106. Su imponente firmeza y los 58,20 metros de altura y 194 metros de longitud que posee hacen que quite el aliento de quien lo visita. Recorrerlo a pie es todo un privilegio.

Guadalupe

Cerramos esta primera entrega de planes 'de ida y vuelta' con una visita que, si bien está a dos horas de distancia de la localidad, merece la pena una visita... o una revisita. En algo más de medio día se puede ver al completo la localidad, por lo que no importa si el trayecto es algo más largo.

Guadalupe está considerado uno de los pueblos más bellos de la región. Su actividad gira en torno al monasterio, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1993.

Este fue construido en honor a la Virgen de Guadalupe, la patrona de Extremadura, y ha sido, entre otras cosas, testigo de dos encuentros entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón: el primero para el financiamiento de su viaje a las Américas y el posterior agradecimiento a los reyes.

Fachada del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe.

Fachada del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. / LA CRÓNICA

Para acceder hay que subir las escaleras de la plaza y reservar una de las visitas guiadas de una hora de duración que se realizan a diario. Muchas son las sorpresas que habrá durante esos 60 minutos, por lo que no las desvelaremos en este artículo.

Además, merece la pena visitar otros puntos de interés como la Hospedería del Real Monasterio -aunque el visitante no esté alojado en la misma permite la entrada de forma gratuita para observar su arquitectura y tomar algo en la cafetería-, la Plaza de Santa María de Guadalupe -que conserva la arquitectura medieval y dispone de agradables terrazas para tomar un refresco con vistas al monasterio-, o los arcos de Guadalupe -el Arco del Chorro Gordo, el Arco de Sevilla y el Arco de San Pedro eran los tres accesos que atravesaban la muralla del primer cinturón defensivo y aun a día de hoy siguen en pie-.

Patio de la Hospedería de Guadalupe.

Patio de la Hospedería de Guadalupe. / Hospedería

No son los únicos lugares preciosos de Guadalupe: una visita a la oficina de turismo dará las claves para no perderse nada. Antes de volver, no dejen de probar una tapa de su típica morcilla.