Los Palomos: "Vamos a seguir en la lucha hasta que el respeto a la diversidad sea costumbre"

Para Marina son sus primeros Palomos. Viene de San Bartolomé de la Torre (Huelva). "Lo que he visto hasta ahora, muy bien", afirma. Sin duda, lo que más le ha gustado "es la diversidad de edades y de personas, ha habido un momento en el que donde he estado había gente de 70 años, de 16, familias, y eso me encanta, que la vida sea lo que tiene que ser me encanta". Estaba con amigas de distintos lugares, de Mérida, de Zafra, en el escenario de la Alcazaba. Se conocen de Fundación Triángulo y Marina promete volver el próximo año. "Si puedo, sí".

Nunca han faltado, desde la primera edición, tres parejas que esta tarde descansaban en la hierba del recinto de la Alcazaba. Dos viven en Badajoz, otros dos en Sevilla y dos en Mérida. A Juan Luis lo que más le atrae de esta fiesta es "la diversión, juntarme con los amigos, volver a ver a la gente, el buen ambiente". "Esto es como una quedada, nosotros salíamos juntos en Badajoz, después cada uno hizo su vida y es el momento de volver a unirnos, recordar cuando salimos del armario, íbamos al Arrabal, seguir con nuestra amistad que se inició en los bares de ambiente de Badajoz", cuenta Antonio, casado con Raúl. De amigos de entonces a matrimonio, desde hace 15 años.

"Los Palomos siguen siendo necesarios, siempre, por la reivindicación de los derechos del colectivo y, sobre todo, la diversidad, que nos juntemos aquí familias, heterosexuales con sus hijos, homosexuales, todos, da igual tu condición, aquí hay diversidad, buen rollo, amigos, eso para mí son los amigos". "Nosotros -añade Antonio- hemos visto los guetos, luego romper por las calles, que se viese como algo normal ir con tu chico de la mano y es fantástica esta fiesta inclusiva".

Isabel Aguilar tiene 86 años. Es de Badajoz y nunca ha faltado a la fiesta de Los Palomos. Este sábado, por supuesto, tampoco. "Todos los años salgo, me encanta". Los motivos: "Me encanta el ambiente y la fiesta" y cree en su carácter reivindicativo, "porque todo el mundo tiene derechos, todos somos carne humana, igual dicen de los mayores o de los jóvenes, hay de todo". Su marido no la ha acompañado, por el fútbol, pero a ella no le ha importado acudir sola a los conciertos de la Alcazaba. Amelia Tinoco ha salido con dos primos. Tampoco ha faltado nunca. De Los Palomos le gusta "todo". Piensa que es una fiesta "divertida" y "estamos aquí porque todos tenemos los mismos derechos".

Un grupo que nunca falla a esta cita es el de Mercedes, Paqui, Mari Eugenia y Candi. Amigas sin maridos. Cada edición se colocan un accesorio nuevo que confeccionan ellas. Esta vez, un collar y unos pendientes, con los colores del arcoíris, como no podía ser de otra manera. De Los Palomos también les gusta "todo" y "que todo el mundo se respete", comenta Mercedes. "Aquí somos todos iguales, cada uno que haga con su vida lo que quiera".

Para accesorios, los de David, Jose y Manuel. Cada edición acuden con un sombrero diferente, decorado para la ocasión. Este año es rosa con una familia de palomos en la copa: los padres, el huevo, el palomino, el pato y la palomita (una muñeca con un vestido de palomitas de maíz) Son de Cáceres, Badajoz y Mérida. De esta fiesta les gusta "todo: la reivindicación, ojalá no hiciera falta, porque es lo más normal del mundo".

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El manifiesto

Todos ellos siguen disfrutando de la celebración de la gran fiesta de la diversidad en Badajoz, repartida entre el recinto de la Alcazaba, con un ambiente más adulto y tranquilo, y el de Puerta de Palmas, con botellón. Los Palomos 2024 estrena en esta edición su título de Fiesta de Interés Turístico Regional, desde el que incide en lanzar un mensaje , el de construir "espacios seguros", según recogen los dos manifiestos leídos en ambos escenarios.

Espacios seguros "para no tener que escuchar jamás en el patio de una escuela maricón, bollera o travelo, insultos que se nos tatúan en los huesos y determinan nuestras vidas". Para lograrlos, han pedido el compromiso de todos, que no haya silencios: "hay que denunciar y acorralar a quienes nos violentan". La clave está la educación, defienden, por lo que desde Fundación Triángulo reclaman un plan de educación LGTBi de Extremadura, para que todos los niños "reciban una educación que les reconozca sean como sean", que "nombre todas las realidades personales y familiares" y que proporcione "a toda la comunidad educativa las herramientas necesarias para un desarrollo integral, libre de violencias".

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Con este manifiesto, además, desde Los Palomos se apela a la alianza de todos los movimientos y colectivos para conquistar, juntos, "la igualdad en mayúsculas". Su mensaje es claro: "Vamos a seguir en la lucha hasta que el respeto a la diversidad sea costumbre".